Todo inició con la llegada de un mail de Paypal, con una gran promoción: un teléfono celular Samsung S6 con 30% de descuento. Me venía como traje a la medida, no nada más quería ese aparato, el mío estaba destruido y funcionaba gracias a la providencia… Se me había caído varias veces, así que además de la pantalla rota (por segunda vez) la pila duraba algo así como nada.

Así que después de dos clics (literal), el teléfono ya era mío. Estaba terminando un desayuno y acompañando de algunos amigos, mientras traían la cuenta e intercambiaba algunas ideas hice la compra, fue tan fácil como darle like a algún comentario de Facebook. Minutos más tarde comenzaría la gran travesía. La llegada del mail de confirmación del pedido me emocionó, tanto como comprar mi boleto de avión a esta gran aventura.

El día del abordaje por fin llegó. No había que salir de casa previendo llegar al aeropuerto dos horas antes del despegue, tampoco hay que hacer cola para documentar o batallar en la cola de revisión de seguridad (sacar mi computadora de mi mochila en verdad me molesta, ni hablar de quitarme el cinturón o los zapatos…). Éste se anunció con la llegada de otro tan esperado mail uniendo a dos grandes, uno el que me vendió el tan anhelado producto, y el otro el que será el encargado de llevarlo por el mundo en esta gran travesía, hasta tener el aparato en mis manos. Con un Tracking number (número de rastreo) te dan de manera gratuita un asiento en primera fila, solo hay que darle clic (esta es solo una vez) y seguir la liga  para que nuestro vuelo inicie. Una vez  el cinturón abrochado, asegurada la mesa de seguridad y el respaldo sin reclinar, ¡Vámonos!     ¡Despegamos!

¡Primera parada Singapur!, el paquete fue recolectado a las 14.21 pm del jueves 20 de agosto, ósea mi futuro teléfono, reloj, cámara y acompañante ya está listo. Dos horas más tarde salió de “la estación origen”  despegamos a toda velocidad, saliendo de un lugar galáctico con un destino aún desconocido para mí, pero solo con ver que venía de la estación origen me trasportó a la guerra de las galaxias imaginando por un momento que Han Solo sería el encargado de traerme personalmente mi Galaxy S6 y por qué no, Chewbacca me ayudaría a configurarlo.

Beijín fue la gran anfitriona de  mi tan esperado paquete, llegó a las 17.16 del viernes 21 de agosto. Con su gran muralla y la Cuidad Prohibida, mi futuro teléfono pasó un gran fin de semana. Ayudándome a imaginar todo lo que haría ese fin de semana, todos los mercados que recorrería y todo las chcharas que compraría. Pero como todo lo que inicia acaba, la travesía por el continente asiático pronto terminaría, acercándose a su destino.

Me relajé un rato, faltaba un largo camino. Sin saber cuál sería su siguiente destino imaginé que ya debería ser en continente americano, así que baje la persiana, recline el asiento y me dispuse a dormir un rato para esperar el anuncio del futuro aterrizaje.

Lunes a las 03.11 am el anuncio de llegada se hizo visible y además por fin supimos el destino: Memphis TN. Sentí un gran alivio ya de estar más cerca de mi tierra, al menos ya en continente americano. Imaginé mi paquete disfrutando de las vista del rio Misisipi además de tomar un paseo en el Memphis Queen para disfrutar un poco de las vistas, por qué no ya estábamos ahí…

Toluca Mx fue la siguiente parada, llegó a eso de las 18.41 pm del mismo lunes, ¡muy rápido! al parecer nada más perdimos el tiempo viendo que hacer en Memphis. Unas horas después ya había pisado suelo mexicano. Al llegarme la notificación sentí que ya no estaba ni aquí ni allá, me invadía ese mismo sentimiento que nos da el último día de un viaje. Ahora solo a esperar maletas para tocar ese tan anhelado botón verde en aduana y salir a casa… Así que a las 7.11 am del martes marcaba que el paquete estaba disponible para parea ser revisado por aduana ¡uy no… botón rojo! “El que nada debe, nada teme” pensé al ver esto, de seguro solo espulgaran un poco verán que es un inocente teléfono celular, que recorría el mundo entero para llegar a mis manos.

La espera fue larga y desgastante, los minutos eternos y el nervio estaba a todo. Ya sin uñas por morder y todas las tapas de mis plumas destruidas finalmente llegó la gran noticia “Liberación de envíos Internacionales”  eran las 15.41 pm, esa hora nunca la olvidaré. Las últimas horas había vivido una angustia que me había envejecido años, sin contar la cantidad de plumas mordidas. Después de la tempestad viene la calma, a mi llegó a  esa hora donde sentí un gran alivio al saber que lo peor ya había pasado, ahora solo  esperar a ese miércoles 26 de agosto  a las 14.40, hora que según ellos, el paquete llegaría a mi puerta.

Dormí bien esa noche, puse mi alarma muy temprano para estar listo y arreglado, por ningún motivo podía faltar a la entrega, aunque faltaban horas, pretendía estar ahí a su llegada. No supe que ponerme, si lo recibía en jeans para estar más casual o de plano en un buen pantalón de gabardina para verme más presentable. Había recorrido el mundo entero para estar en mis manos, es lo menos que podría yo hacer.

Naucalpan fue su destino inmediato, arribó a las 8.56 am a la estación local de FedEx. No quise ver más el reloj, pretendía que el tiempo volara y el tan esperado encuentro no se haga más largo. Sin lograrlo revisé por donde estaba y a las 9.58 am ya por fin “En el vehículo de FedEx para su entrega” se dejó ver en la pantalla aliviando todos mis miedos y angustias.

14.35 pm, en mi oficina. Detuve todas mis obligaciones, pendientes y tareas, corrí a la recepción donde me apoderé del asiento de Paty. Sin ninguna explicación, cuando regresó del “tocador” (como ella le llama al baño) ya su silla estaba ocupada por un desesperado que había recorrido el mundo entero para ese momento, al menos así lo sentí.

En punto de las 14.40 efectivamente un gran hombre, un caballero bien armado con un uniforme de color café y un cinturón resguardando todas sus armas. Caminó hacia mí con una sobre envuelto en papel burbuja. Me llamó por mi nombre haciéndome sentir importante para antes de entregarme el paquete informarme que debía cas 2 mil pesos de impuestos… -Que ahorro ni que la chin…..” pensé al ser informado de semejante cargo y sin tener otra alternativa hice el pago para completar la unión entre mi paquete y yo.

No lo voy a ocutlar fue un gran viaje, una aventura sin precedentes que ocurre todos los días a todas horas y además por todo el Mundo. Es fascinante.