Hoy me levanté más temprano de lo habitual, mi alarma aun no sonaba, pero se dejaba ver una ráfaga de luz en los pliegues de las cortinas. Estaba muy cansado, no toleré estar más tiempo entre las sábanas y me levanté. Debía despertar a mi hijo para sus clases a distancia, pero tenía aún suficiente tiempo, más de media hora. Prendí mi computadora, revisé si había algún mensaje en mi correo o en las redes pero nada, incluso la calle estaba silenciosa, no emitía sonido alguno. Parecía que todo tardaba en despertar, que todos dormía menos yo. Por un instante sentí que aún soñaba, dudé si todo aquello era producto de mi imaginación hasta que regresé a mi recámara para asegurarme que no seguía acostado en mi cama, metido entre esas sábanas intolerables.